En el año 2000 los Sotos del Ebro, en Alfaro (La Rioja), se protegieron con la figura legal de Reserva Natural. Con esto se pretendía regular los usos de un entorno de 6 kilómetros de longitud y 1,5 kilómetros de anchura que tiene por eje el serpenteante curso del río Ebro. Estos ambientes se caracterizan por la abundancia de agua durante todo el año dentro de un piso bioclimático mesomediterráneo seco. Son por lo tanto auténticas islas de bosque asociadas a tramos fluviales permanentes, en un entorno deforestado y árido.
Estas islas forestales están formadas por árboles de crecimiento rápido: chopos y sauces como especies dominantes, con álamos, fresnos y tamarices como acompañantes. Son bosques de espesa cobertura arbórea donde escasean los claros, aunque por el modo en que se originan toman la forma de manchas alargadas con mucha superficie de contacto con los hábitats colindantes, como son taludes arenosos, playas de grava, choperas cultivadas, cultivos de frutales, cultivos herbáceos anuales y el propio río, con zonas de aguas libres, rápidos y vados sobre gravas.
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