Todo comenzó el día de Navidad de 2017. Nuestro colaborador Pedro Luis Sánchez nos ponía en alerta tras el hallazgo de un águila real (Aquila chrysaetos) electrocutada en la Finca “El Coto de San Benito”, en el término municipal de Valdepiélagos (Madrid).
Este naturalista siguió visitando el tendido eléctrico donde había caído el águila real y cada semana, tal y como describió él mismo en esta revista (ver Quercus 388, págs. 36 y 37), encontraba más animales muertos: en total, más de una veintena de rapaces electrocutadas, todas ellas protegidas.
Entre ellas, había dos águilas reales, un águila de Bonelli (Aquila fasciata), milanos reales (Milvus milvus), buitres leonados (Gyps fulvus), cernícalos vulgares (Falco tinnunculus), búhos reales (Bubo bubo) o águilas culebreras (Circaetus gallicus).
Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.