Por Carlos de Miguel Chaves
El Triásico es una etapa fascinante de la historia de la vida. Este periodo geológico comenzó hace unos 250 millones de años (Ma), después de que la Tierra sufriera la mayor extinción que jamás se haya conocido. Como consecuencia de dicho evento catastrófico, durante los siguientes millones de años la vida en el planeta tuvo que volver a recuperarse, y los seres vivos se diversificaron y adaptaron a un sinfín de nichos ecológicos en el agua, la tierra y el aire. En aquel momento aparecieron los dinosaurios, los pterosaurios, los primeros proto-mamíferos y la mayoría de los grupos de vertebrados terrestres que conocemos hoy en día, así como una larga lista de peculiares organismos que jamás llegaron a convivir con el ser humano.
Uno de estos singulares grupos extintos es el de los notosaurios, animales acuáticos que podían alcanzar hasta 7 metros de longitud y que vivían y cazaban en aguas costeras poco profundas. Desde principios del siglo XX la Península Ibérica ha contado con un largo historial de hallazgos en su registro fósil de notosaurios y otras criaturas emparentadas, si bien la mayoría de ellos consisten en restos fragmentarios y poco informativos.