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La dinámica desarrollista hipoteca el futuro del emblemático humedal

Un avión sobrevuela el delta del Llobregat en las cercanías del aeropuerto del Prat (Barcelona). Foto: sanguer / 123RF.
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Un avión sobrevuela el delta del Llobregat en las cercanías del aeropuerto del Prat (Barcelona). Foto: sanguer / 123RF.

Delta del Llobregat: entre el ocaso y la urgencia ambiental

sábado 30 de octubre de 2021, 20:34h
Es un momento clave para el futuro de uno de los humedales más importantes del litoral levantino peninsular. Las presiones para preservar los últimos reductos naturales del delta del Llobregat, a las afueras de Barcelona, colisionan con la dinámica desarrollista que ha hipotecado durante años a este humedal metropolitano en el punto de mira de la Comisión Europea.

Por José García Moreno y Claudio Açaí Bracho Estévanez

El agua y el paisaje son los dos ejes sobre los que se vertebra la batalla ciudadana por mantener vivo este oasis de vida siempre amenazado por la expansión metropolitana de la cercana ciudad de Barcelona. Una de las problemáticas más acuciantes que asolan el centenar de kilómetros cuadrados del delta del Llobregat es la urbanización desenfrenada. La transformación del territorio agrícola y natural a espacio urbanizado e industrial ha excluido a un sinfín de especies que desaparecen ante el inexorable crecimiento de la metrópolis.

Para abordar las primeras grandes modificaciones paisajísticas del territorio deltaico deberíamos remontarnos a la pionera conversión agraria. Y es que, hasta mediados del pasado siglo, el uso del suelo dominante era precisamente el agrícola. Ya en 1721 se tiene constancia de la existencia de canales agrícolas clave en la evolución del delta del Llobregat, como la Corredora Mestra, eje hídrico especialmente relevante para el sector más occidental del humedal. En la primera mitad del siglo XIX destacan los canales de la Dreta y de la Infanta. Es en el siglo XX, especialmente en su segunda mitad, cuando el delta del Llobregat pasa a ser un espacio dominado por el cemento. Así lo demuestran análisis que calculan hasta un 72% de cubierta agrícola para el delta en 1956, valor muy superior al 30% actual (1). Evolución contrapuesta observamos en las cubiertas artificiales, que pasan de un 8% en los años cincuenta al 48% en el año 2005. Estamos ante un delta artificializado, con una fragmentación que debe limitar enormemente la funcionalidad de sus sistemas naturales.

AUTORES
José García Moreno, vicepresidente de la asociación ecologista Depana y experto conocedor del delta del Llobregat, ha tenido un papel decisivo en la denuncia a la Comisión Europea del estado ambiental de este humedal.

Claudio Açaí Bracho Estévanez, biólogo experto en sistemas de información geográfica y asiduo ornitólogo del delta del Llobregat, ha colaborado dando soporte técnico a la campaña ciudadana para proteger el humedal.

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