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Sierra Nevada y su entorno revelan los retos de este córvido para sobrevivir

Bando en vuelo de chovas piquirrojas en las llanuras próximas a Sierra Nevada (foto: Agustín de Orduña).
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Bando en vuelo de chovas piquirrojas en las llanuras próximas a Sierra Nevada (foto: Agustín de Orduña).

La chova piquirroja y su difícil adaptación al Antropoceno

lunes 02 de enero de 2023, 17:56h

Aunque la chova piquirroja está en regresión en buena parte de su área de distribución, en Sierra Nevada y su entorno aún se mantiene una población importante, que incluye el mayor dormidero comunal descrito para la especie. Pero incluso el futuro de este reducto parece hipotecado por los cambios en los usos agrícolas y ganaderos.

Por Jesús M. Zúñiga, Mariano Guerrero, Francisco Contreras y José Miguel Barea-Azcón

En el recuerdo de nuestra niñez o adolescencia está ese momento expectante del inicio de El Hombre y la Tierra, cuando Félix con su voz calmada y sonora iniciaba la descripción de las cárcavas, serranías y grandes hoces y tajos de nuestra geografía montañosa. Como fondo siempre escuchábamos unos reclamos estridentes y sonoros haciendo eco: ¡eran las grajas! Así se denomina a la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) en el medio rural. Los pastores y lugareños a menudo hacen referencia a la “sima de las grajas”, a la “pradera de las grajas” o expresiones similares, ya que siempre se la ve en sitios muy concretos. El color negro del plumaje, el rojo intenso del pico y las patas, así como sus vuelos acrobáticos hacen de este córvido una de las aves más emblemáticas y llamativas de la alta y media montaña de las cordilleras de la Península Ibérica.

Su particular ecología, en lo referente al uso de recursos tróficos y a su sedentarismo, tanto en los lugares de nidificación como en los bandos de invernada, hacen que la chova piquirroja sea especialmente sensible a cambios en los usos antrópicos del territorio. De hecho, está considerada como indicadora del estado de conservación de áreas alpinas y subalpinas dedicadas al pastoralismo tradicional y de los sistemas agrícolas sostenibles. Sorprendentemente es capaz de ocupar espacios urbanos en zonas en los que carece de espacios naturales como dormideros. Un caso único a nivel mundial es Segovia capital, donde se localizan dormideros en diferentes iglesias e incluso ocupan la catedral.

AUTORES
Jesús Martín Zúñiga, biólogo, es director técnico del Servicio de Producción y Experimentación Animal del Centro de Instrumentación Científica de la Universidad de Granada e investigador en diversos proyectos dedicados a la etología y la ecología de las aves y al bienestar animal.
Mariano Guerrero Serrano es técnico de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía y forma parte del equipo técnico del Programa de Seguimiento de Fauna Amenazada y del Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada.
Francisco Contreras Parody trabaja como celador forestal en Sierra Nevada. Durante años se ha dedicado a la filmación y fotografía de especies como el lobo, el lince o el zorro, sobre los que ha hecho documentales y exposiciones. En la actualidad, se encuentra inmerso en un proyecto sobre la conservación de las aves esteparias.
José Miguel Barea-Azcón es técnico de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía y forma parte del equipo de coordinación técnica del Observatorio de Cambio Global de sierra Nevada. Su actividad profesional está vinculada a la gestión y a la conservación de la biodiversidad y al seguimiento de los efectos del cambio global en ecosistemas de montaña.

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