Durante décadas la Unión Europea ha logrado establecer un sólido marco legislativo para proteger el medio ambiente y la biodiversidad. Sin embargo, recientes decisiones políticas han creado una gran incertidumbre jurídica y conflictos internos en la normativa comunitaria, que ya están teniendo efectos negativos para la conservación de la naturaleza.
Por Carlos Javier Durá y José Vicente López Bao
Los actuales cambios de paradigma en las prioridades políticas y económicas de la Unión Europea (EU) chocan con documentos y directrices establecidos para proteger la naturaleza, como es la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad 2030. Esta estrategia quiere fortalecer el marco legal de la UE para la recuperación de la naturaleza y mejorar el cumplimiento de la legislación ambiental comunitaria.
Estos cambios también socavan el marco de convivencia de la UE expresado en su documento más trascendental, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, con el compromiso de proteger y mejorar el medio ambiente expresado en su artículo 191. Un ejemplo de ello son las políticas climáticas y energéticas, con normativas como la Directiva 2022/0160 y el Reglamento 2022/2577, que han agilizado el desarrollo de proyectos de infraestructuras como los parques eólicos, con fuertes impactos en aquellos lugares donde las actividades humanas han recluido una parte importante de nuestra biodiversidad.
AUTORES:
Carlos Javier Durá (cjavierdura@gmail.com) y José Vicente López Bao investigan, respectivamente, en el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), con sede en Córdoba, y en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB-CSIC), con sede en Mieres (Asturias).