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Crisis climática y supervivencia

Macho de tarabilla canaria posado en una rama de espino de mar (Lycium intricatum) (foto: Christoph Moning).
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Macho de tarabilla canaria posado en una rama de espino de mar (Lycium intricatum) (foto: Christoph Moning).

La tarabilla canaria pierde dos tercios de su población

lunes 01 de diciembre de 2025, 13:02h
Dos censos abordados con la misma metodología y con veinte años de separación han arrojado diferencias importantes sobre la población de tarabilla canaria en la isla de Fuerteventura, el último refugio de la especie. Su declive puede achacarse a una menor disponibilidad de alimento, causada a su vez por el retroceso de la vegetación a raíz de un cambio en el régimen de precipitaciones.

Por Juan Carlos Illera y Luis María Carrascal

El seguimiento de los cambios en el tamaño de las poblaciones es crucial para la conservación de cualquier especie, ya que nos informa sobre fluctuaciones o tendencias negativas que pueden poner en peligro su viabilidad futura. Además, los programas de seguimiento permiten identificar las causas de estas variaciones, una información indispensable para adoptar medidas que puedan revertir las situaciones adversas. Finalmente, es un imperativo legal que viene recogido en nuestro ordenamiento jurídico, tanto europeo como nacional: hay que llevar a cabo una evaluación precisa y periódica del estado de conservación de aquellos taxones silvestres que se encuentren en un estado de conservación desfavorable.

Todo esto es especialmente importante cuando hablamos de especies endémicas insulares, ya que habitan en territorios muy reducidos y mantienen poblaciones pequeñas. Son especies particularmente vulnerables, como demuestra el hecho de que el 50% de todos los taxones amenazados del mundo vivan en islas, pese a que sólo representan el 7% de la superficie terrestre. Para evaluar su estado de conservación, es fundamental analizar los cambios en sus contingentes y en sus áreas de distribución. Para ello hay que considerar tanto las alteraciones directas del hábitat provocadas por la actividad humana, como los efectos indirectos causados por el cambio climático de origen antrópico. En este contexto, durante 2024 replicamos con precisión la metodología empleada hace casi veinte años, en 2005-2006, para evaluar los cambios en la población de tarabilla canaria (Saxicola dacotiae) en Fuerteventura.

AUTORES:
Juan Carlos Illera Cobo es investigador científico en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB-CSIC), donde estudia cómo las especies surgen, proliferan y se extinguen con el tiempo. Utiliza herramientas moleculares y datos de campo para comprender patrones y procesos, tanto ecológicos como evolutivos, a escala individual y poblacional. Mucho de su trabajo está enfocado a las aves insulares, ya sean actuales o extintas.
Luis María Carrascal de la Puente es profesor de investigación en el Departamento de Ecología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (CSIC). Desde hace más de treinta años analiza los patrones de distribución y abundancia de vertebrados terrestres. También se interesa por preservar la biodiversidad animal, los impactos humanos que inciden sobre sobre ella (principalmente el urbanismo) y los factores que definen la propensión a tener problemas de conservación.

Dirección de contacto:
Juan Carlos Illera
jcillera3@hotmail.com

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