Tras la aprobación de la Ley de Bienestar Animal, en España se prevé crear un listado positivo de animales de compañía. Con este sistema, sólo podrán mantenerse como mascotas aquellas especies expresamente autorizadas. La medida puede ser una oportunidad para reforzar la lucha contra el tráfico ilegal, proteger la biodiversidad y reducir riesgos sanitarios.
Todos hemos oído hablar de los aditivos alimentarios, los famosos E-300 entre ellos. La legislación nacional y europea recoge unas listas de aquellos susceptibles de ser utilizados por la industria del sector. A esto es lo que llamamos un “listado positivo”.
Imaginemos por un momento que el listado fuese “negativo”, es decir, un inventario de aditivos que no se pueden incluir en un alimento, pongamos que por ser tóxicos o cancerígenos. En otras palabras, todo lo que no estuviese en ese listado se podría utilizar. Nuevos aditivos que alguien pensase que podrían incluirse, nuevos productos sin testar… ¿Nos sentiríamos protegidos?
Seguro que no. Pues bien, el comercio de animales, hasta hoy, se rige por listas negativas. No hace tanto que el concepto de cuidar la vida silvestre era algo novedoso y más desde el punto de vista del tráfico de especies o de sus partes (por ejemplo marfil o pieles para abrigos). En 1963 la IUCN redactó el CITES, el convenio internacional destinado a regular el tráfico de animales y plantas. Tuvieron que pasar diez años hasta que el CITES se aprobase en Washington en 1973 y entrase en vigor en 1975. De aquella en España no se protegía mucho la naturaleza, ni otras cosas, y no nos adherimos al convenio hasta 1986. Actualmente 185 países lo han ratificado.
AUTOR:
Alberto Alvarez, veterinario, es miembro de la Asociación Herpetológica Española. Trabaja en conservación de anfibios y reptiles desde hace más de 35 años. Ha colaborado como experto con distintas fuerzas de seguridad del estado en la lucha contra el tráfico ilegal de animales.
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