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Medidas de conservación para el chorlitejo patinegro en Galicia
Por Manuel Polo y Milagros Álvarez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) es un limícola que se distribuye por Europa, África, Asia y América. En nuestro continente nidifica en diversos países atlánticos, como Francia y Dinamarca, aunque sus principales poblaciones reproductoras se encuentran en el mar Negro y la península Ibérica. La tendencia de los contingentes europeos apunta a una clara regresión (SPEC 3, según el criterio de amenaza de la UE) y se considera extinguido en algunos países como Reino Unido, Noruega y Suecia.
En España se distribuye sobre todo por el litoral, donde ocupa amplias zonas de Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía, aunque también aparece en las islas Baleares y Canarias. Resulta más escaso en Galicia y en algunas localidades interiores, sobre todo en los humedales de Castilla-La Mancha. La población española se cifra actualmente en unas 2.500 parejas reproductoras, lo que supone un descenso de aproximadamente el 50% respecto a las estimaciones de hace una década (1). Entre las posibles causas de este marcado declive destacan tanto las actividades humanas (destrucción de playas o su limpieza con maquinaria pesada) como la elevada tasa de depredación de huevos y pollos por parte de perros, gaviotas y córvidos (2).
Aunque se han descrito una gran variedad de hábitats ocupados por esta especie durante la temporada de cría, como salinas, cultivos y lagunas endorreicas, el 90% de los chorlitejos ibéricos se concentra en las playas de arena litorales, especialmente en aquellas que conservan un sistema de dunas bien desarrollado. Su nido es una simple depresión en el suelo, donde depositan normalmente tres huevos que incuban durante casi cuatro semanas. El periodo reproductor es muy dilatado (de marzo a agosto), de manera que se solapa con los meses de mayor ocupación turística de las playas. Además, la creciente proliferación de urbanizaciones y equipamientos de ocio hace que los chorlitejos sean especialmente vulnerables a las actividades humanas, tanto en lo que respecta al turismo masivo de sol y playa como a la ocupación del hábitat por sus infraestructuras asociadas (3).