La naturaleza de la Barcelona urbana gana con los anfibios

Las ciudades suelen ser consideradas la antítesis de la naturaleza, su negación, y quizá por ello los naturalistas usualmente no las tienen en las primeras posiciones en su lista de prioridades. Pero lo cierto es que esconden tesoros naturales equiparables a los que podemos encontrar en ambientes no urbanos.

Barcelona es una ciudad afortunada en este aspecto. Aunque no cuente con espacios verdes de gran extensión, algunos reúnen ciertas características que los hacen singulares. Una es su condición de parques históricos, algunos preexistentes al avance de la ciudad; otra es que en ocasiones los elementos naturales que se encontraban donde se ubicaron fueron respetados.

Estas características y otras como la inclusión de estanques ornamentales, libres de cloro, posibilitaron la supervivencia de anfibios que de otra forma seguramente habrían desaparecido.