El norte de España alberga las dos últimas poblaciones aisladas de oso pardo (Ursus arctos) del suroeste europeo. Una de ellas, la más pequeña, se encuentra en los Pirineos y en 2016 contaba con 39 individuos censados (1). La población más numerosa está radicada en la Cordillera Cantábrica y se compone de más de 200 individuos (2). Esta población de oso pardo cantábrico se divide a su vez en dos subpoblaciones precariamente conectadas (3) y con la mayor parte de sus integrantes concentrados en el sector occidental. De hecho, estudios recientes han demostrado que la especie parece estar expandiéndose, sobre todo en dicho sector occidental (2-4).
Con el objetivo de cuantificar y localizar las áreas potencialmente disponibles para la expansión del oso pardo en Asturias, hemos utilizado modelos predictivos de distribución de especies basados en Máxima Entropía (MaxEnt), una herramienta muy utilizada que permite explorar la disponibilidad de hábitats favorables (5). Básicamente, MaxEnt caracteriza los lugares con presencia de la especie mediante una serie de variables ambientales y clasifica luego el resto de las ubicaciones incluidas en el área de estudio, según su similitud con los lugares que ya ocupa la especie. Es una información crucial para conservar y gestionar la todavía pequeña y aislada población de osos de la Cordillera Cantábrica. Entre otras razones porque, si esta especie continúa expandiéndose, habría que tener en cuenta qué tipo de actividades humanas van a coincidir sobre el terreno y poder anticiparse a futuros conflictos con apicultores, ganaderos y agricultores. Se trata de favorecer la coexistencia entre el oso pardo y los pobladores de las zonas donde este plantígrado se ha dejado ver en los últimos años.
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