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Por Carlos Lara y otros autores

Tejones y hombres, bajo el mismo sol

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Los tejones ibéricos que viven en ecosistemas semiáridos revisten un interés científico especial por hallarse en el extremo de su distribución paleártica y en el límite de su tolerancia ecológica. Un reciente estudio realizado en este tipo de ambientes refleja que ciertos aprovechamientos agrícolas benefician al mustélido, especialmente en el actual escenario de cambio climático.

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La península Ibérica es el borde de distribución para muchas especies paleárticas. No se trata sólo un límite geográfico, sino también ecológico: estas poblaciones marginales presentan áreas de distribución y tamaños restringidos, siendo más susceptibles a factores demográficos, ambientales y genéticos, lo que va asociado a un mayor riesgo de extinción. Una de estas especies es el tejón (Meles meles).

Los tejones alcanzan sus mayores densidades en los paisajes húmedos y abiertos, modificados por el hombre, del centro y oeste de Europa. En ellos, las lombrices de tierra son un recurso trófico de calidad que les permite una mayor eficacia biológica, en términos de éxito reproductivo y supervivencia.
No obstante, su gran plasticidad ecológica le ha permitido adaptarse a la región mediterránea, donde las lombrices escasean, e incluso llegan a vivir en ambientes semiáridos, como los del Sureste ibérico o el valle del Ebro. Sin embargo, los modelos de cambio climático predicen un aumento de la aridez en España, por lo que zonas actualmente ocupadas por el tejón pueden en el futuro quedarse fuera del límite de su tolerancia ecológica.

En nuestro país, los hábitats semiáridos van desde los poco transformados, con escasez de recursos tróficos para los tejones, hasta los modificados por aprovechamientos humanos como el agrícola, con una mayor oferta natural de alimento para este carnívoro. Para valorar hasta qué punto este gradiente de usos influía en el mustélido, durante el otoño de 2007 y la primavera de 2008 realizamos un estudio en ambientes semiáridos de la Comunidad de Madrid, la Región de Murcia y la provincia de Almería.

El trabajo de campo consistió en la búsqueda de letrinas mediante transectos lineales, ya que se ha comprobado que es un buen método para hallar la densidad de la especie. Los recorridos fueron de 2’2 kilómetros de longitud y unos 5 metros de ancho. Los resultados obtenidos nos indicaron que los tejones son más abundantes en aquellas zonas semiáridas con presencia de frutales cultivados, en mosaico con vegetación natural; en cambio, iban escaseando a medida que predominaban los monocultivos de secano.
La menor abundancia de tejones en estos paisajes homogéneos de agricultura intensiva puede explicarse por la ausencia de parches de vegetación natural y, por lo tanto, de lugares adecuados para construir tejoneras. Con ello aumenta el aislamiento entre poblaciones y se neutralizan los potenciales beneficios de una mayor oferta de alimento. Este tipo de medios agrícolas intensivos es muy habitual. Algunos ejemplos los encontramos en la meseta cerealista o en los monocultivos de olivar y secano del sureste madrileño.
Por el contrario, en determinados terrenos hortofrutícolas de Almería y Murcia, el tejón sale beneficiado. También se trata de ambientes semiáridos, pero en ellos los cultivos de frutales no han llegado a dominar del todo el paisaje, lo que ha supuesto una mayor disponibilidad de recursos tróficos para el tejón, pero sin los perjuicios de una drástica eliminación de la vegetación natural o seminatural donde el tejón puede ubicar sus tejoneras.

: Carlos Lara).
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