A principios del pasado mes de diciembre pude participar en una de las rutas de trashumancia todavía existentes en la península Ibérica, en concreto en tierras de la provincia de Jaén. Durante nueve días y llevados por el buen hacer de quince ganaderos trashumantes, nueve mil ovejas segureñas, decenas de cabras y varios perros guardianes, incluidos mastines, nos desplazamos recorriendo los caminos y veredas que surcan el bello paisaje de la Sierra de Segura, Cazorla y la Villas en Santiago de la Espada buscando los pastos otoñales de la Sierra Morena de Jaén. En total, unos 160 kilómetros atravesando dehesas arboladas y arroyos rebosantes esos días de agua. A principios de junio y bajo un sol de justicia, otras dos mil ovejas merinas habían hecho una trashumancia corta (trasterminancia) en la provincia de Córdoba para aprovechar las rastrojeras de cereal de la campiña del valle del Guadalquivir.
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