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Primavera silenciosa en Tierra de Campos

Primavera silenciosa en Tierra de Campos

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
En la misma comarca de Tierra de Campos donde la Unión Europea subvenciona a favor de una agricultura beneficiosa para la naturaleza, toneladas y toneladas de cereal envenenado han sido diseminadas, a iniciativa de la Junta de Castilla y León, para acabar con una plaga de topillos. Toda la fauna granívora ha consumido este cebo letal y ya ha muerto gran cantidad de palomas y liebres. Es sólo el primer acto de este grave envenenamiento. por Fernando Jubete
El topillo campesino (Microtus arvalis) es una de las especies más singulares de la fauna ibérica. Hasta los años setenta, su área de distribución se limitaba a la región eurosiberiana. Pero posiblemente debido a los nuevos cultivos de regadío ha llegado a colonizar recientemente la submeseta norte, utilizando las vegas fluviales como corredores ecológicos. Sus poblaciones, al igual que otras especies de arvicólidos, presentan explosiones demográficas cíclicas. En un estudio citado por Juan Delibes en Quercus 35 (págs. 17 a 20), quedó registrado que, en un año favorable, se pasó de densidades de 30-50 ejemplares por hectárea a más de 1.200. Las provincias de Palencia, Valladolid y León han sido, en la superficie que comparten dentro de la comarca de Tierra de Campos, testigos de una de estas explosiones. Los topillos campesinos han causado daños a los cultivos de secano y regadío, principalmente en alfalfas y cereal. Pero pese a que la plaga comenzó a detectarse a mediados de 2006, no ha sido hasta el pasado enero cuando los sindicatos agrarios empezaron a presionar a la Junta de Castilla y León para atajar el problema. El Gobierno regional convocó una reunión intersectorial en la que participaron sindicatos agrícolas, grupos conservacionistas, la universidad de Valladolid y representantes de las Consejerías de Medio Ambiente y Agricultura. La solución aportada pasó desde el primer momento por el tratamiento masivo de las fincas con clorofacinona, un veneno anticoagulante que pretendía ser arrojado en los cultivos a razón de seiscientos centímetros cúbicos de producto por hectárea, mezclado con cereal para facilitar la ingestión por los topillos.
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