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Respuestas al enigma del mes de abril: Filas de hormigas en busca de un nuevo paradigma

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
En el número 218 de Quercus, publicado el pasado mes de abril, el reto planteado versaba sobre la emergencia de
patrones complejos en poblaciones de hormigas. El dilema,
en concreto, era cómo se las apañan estos insectos para
resolver problemas de forma conjunta que superan su
capacidad individual. Un rasgo de inteligencia colectiva.
No obstante, Martín Francisco Arévalo considera desafortunado el término “inteligencia colectiva”, porque, en su opinión, “la inteligencia necesita un soporte neuronal concreto”. Ante la cuestión planteada de cómo puede una fila de hormigas determinar el camino más corto entre dos posibles –o el que conduce a la fuente de comida más nutritiva– sugiere que “el camino más largo estaría señalizado con ‘¡creo que no es por aquí!’ y el camino corto con ‘¡por aquí se va bien!’ El camino con rica comida estaría marcado con ‘¡menudo atracón!’ y la opción menos apetitosa con ‘¡comida de rancho!’ Las opciones menos utilizadas recibirán menos excreciones y, al final, se borrarán. Este simple mecanismo podría explicar cómo un colectivo de hormigas, en poco tiempo, es capaz de elegir el camino más corto o el más apetitoso. Yo no llamaría a este fenómeno ‘inteligencia colectiva’.”
Este mismo lector, para explicar que un mismo tipo de excreción puede ser capaz de activar distintos tipos de comportamientos, recurre a un argumento decididamente escatológico: “Dentro de un núcleo familiar –explica Martín– cuando un bebé se hace caca huele a mierda. La madre se dispone a cambiarle el pañal mientras que el padre ayuda de forma complementaria. Si es un niño el que se tira un pedo, huele a mierda. Como todavía no se considera una falta de educación, despierta las risas de las personas de alrededor. Si se lo tira el padre, tumbado en el sofá después de un duro día de trabajo, la reacción es de lástima, pues sin duda es debido al estrés acumulado a lo largo del día. Si a la madre embarazada se le escapa un pedo que huele a mierda, la reacción es de cariño, pues su cuerpo está experimentando grandes tensiones. Todas son reacciones lógicas ante el mismo fenómeno.” Por lo que a mí respecta, aun admitiendo que el argumento tiene su gracia, hay algo en él que no me huele bien del todo.

Quercus y Redes
Por su parte, Roberto Rodríguez Martínez (villapun@wanadoo.es) destaca la casualidad de que, coincidiendo con la aparición del artículo en Quercus, el programa divulgativo de televisión Redes tocara un tema semejante con el título de Cómo se construye un superorganismo, en el que se pudo ver “un pequeño reportaje con imágenes del experimento en el que las hormigas deben llegar al alimento por dos caminos, uno largo y otro corto, decidiéndose por el corto.” Roberto continúa diciendo que “la primera parte del programa fue una interesantísima entrevista a Edward O. Wilson, al que algunos consideran como ‘el nuevo Darwin’, quien, hablando de las hormigas, comentó que éstas utilizan entre diez y veinte tipos de señales químicas (feromonas) que, al combinarse, permiten transmitir hasta cincuenta mensajes diferentes. Considera que la unidad es la colonia y que la evolución continúa por la competencia de una colonia con otra. Uno de los resultados de este proceso es que se alcanza un cierto grado de armonía, de cooperación entre los individuos de una misma colonia. Pero, al mismo tiempo, las colonias están siempre en guerra entre ellas. ‘Las hormigas son las criaturas más belicosas del planeta’, dice Wilson. Otro dato interesante que aportó es que la biomasa total de las hormigas es aproximadamente la misma que la de todos los seres humanos juntos y representa, por si sola, el 10% de la biomasa total del planeta. El responsable del programa, Eduard Punset, le preguntó si consideraba que los seres humanos, al igual que las hormigas, representan también un superorganismo, relacionándolo con la hipótesis Gaia en su versión más dura. Wilson negó que fuera así: los seres humanos tienen un funcionamiento de grupo muy diferente al de estos insectos.”
Al margen de esta entrevista y más relacionado con el reto del mes de abril, Roberto comenta un reportaje que se emitió en el mismo programa y “que arroja alguna luz sobre el comportamiento de las hormigas como grupo social: se trata de la teoría del ‘equipo de genes’, según la cual existe una división de tareas otorgada por nacimiento a cada hormiga, que hereda unas determinadas capacidades físicas y químicas necesarias para desarrollar su misión, exactamente igual que las células constituyentes de cualquier organismo pluricelular, lo que nos llevaría a asemejar un hormiguero con un organismo cuyas células tuvieran la facultad de separarse y dispersarse en cualquier dirección, pero sin dejar de asumir en cualquier instante su pertenencia a un todo. De esta manera el ‘equipo de genes’ forma un superorganismo que consigue estar en varios sitios al mismo tiempo.”
En otro correo, Roberto ha tenido la deferencia de mandarme la entrevista completa a Wilson, que ciertamente no tiene desperdicio. Y, como viene siendo habitual, puedo facilitársela a quien me la solicite, si bien cabe la posibilidad de consultar un resumen de todos los programas de Redes en la siguiente página web: http://www.rtve.es/tve/b/redes/
index.html
Por último, quería comentar que ya ha aparecido un nuevo número de la revista virtual de divulgación científica Toll negre, de la que ya hablé en el artículo de abril, y que se puede consultar en la página web: http://www.eapv.org/
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