Junio - 2020 9 de mayo de 2025
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Este número de Quercus es casi un monográfico sobre el trasiego de fauna a través del estrecho de Gibraltar. Fauna terrestre y en sentido norte-sur, aunque también nos hemos ocupado en otras ocasiones de los desplazamientos en dirección este-oeste que protagonizan, por ejemplo, atunes, cetáceos y tortugas marinas. No descubrimos nada nuevo al proclamar que el Estrecho es un punto estratégico de importancia mundial, incluso para la biogeografía. ¿Un puente o más bien una barrera? Ambas cosas. Los apenas 15 kilómetros que separan España de Marruecos representan una distancia muy asequible para las miles de aves que lo cruzan dos veces al año. Pero también una barrera insalvable para otros vertebrados y, por supuesto, para las plantas. No siempre fue así. Hubo periodos en los que el sur de Europa y el norte de África estaban unidos por un corredor terrestre, como aún puede apreciarse en la composición de sus floras y sus faunas. Por ejemplo, hay pinsapos en las sierras gaditanas, pero también en las montañas marroquíes. La frontera se barrunta en las llamadas especies vicariantes, aquellas que son muy similares y cumplen el mismo papel ecológico en los dos lados del Estrecho. Es cierto que algunas aves, gracias a su capacidad de vuelo, podrían pasar de Marruecos a España y sin embargo no lo hacen. Pero eso puede cambiar rápidamente debido al calentamiento global.
En Quercus hemos empezado el año con no pocas novedades. Algunas pudieron verse ya en el número anterior, caso de la recién estrenada sección dedicada a la paleontología. En este cuaderno incorporamos otra más, que invita a sumergirse en el difícil arte de seguir e interpretar huellas, rastros y señales. Ambas irán dándose el relevo en meses alternos. Además, en esta misma página y en las siguientes se consagran y amplían varios cambios que atañen al diseño y la maquetación de la revista. El caso es no parar.
Pero hemos introducido una mejora que quizá no sea tan evidente, aunque lo engloba todo y representa mucho para el equipo de Quercus. Hay que buscar la pista en la página 3, la del sumario, entre la letra pequeña. Allí aparece, ¡por fin!, un simbolito que garantiza que usamos papel FSC mixto y que trabajamos con una nueva imprenta certificada. Era uno de nuestros principales objetivos cuando nos hicimos con la propiedad de la revista en octubre de 2013. Nos ha costado más de dos años conseguirlo, pero ahí está.
Así ha valorado Greenpeace el acuerdo adoptado en París durante la Cumbre del Clima: “crucial, pero insuficiente”. Tres palabras que bastan para resumir dos semanas de negociaciones. Aunque hay otros gases implicados en el efecto invernadero, la clave del asunto radica en el ciclo del carbono, un proceso que se estudia durante el bachillerato. Pero tendemos a analizar los problemas desde una perspectiva temporal muy corta, ajustada a la duración de una vida humana, y así es imposible abordar los grandes retos ambientales. El tiempo profundo es un concepto demasiado abstracto para nuestra limitada experiencia de primates con una esperanza de vida cifrada en décadas.
Greenpeace insiste en que el Acuerdo de París es el primer paso de una nueva era en la que poco a poco se irá reduciendo el consumo de combustibles fósiles. Es obvio que tales combustibles, básicos en el transporte, la industria y la generación de energía, son los principales responsables de inyectar cantidades ingentes de carbono a la atmósfera. Un carbono que llevaba millones de años inmovilizado. De cumplirse el acuerdo, que está por ver, los efectos globales empezarán a notarse en el año 2050. Es decir, en el mejor de los escenarios posibles, el reto tendrá que afrontarlo otra generación.
Este número de Quercus coincide con una convocatoria de elecciones generales en España. Como en ocasiones anteriores, las cinco principales organizaciones ambientales se han apresurado a hacer una serie de propuestas para que los partidos políticos las recojan en sus programas electorales y, ya en el colmo del desiderátum, se comprometan a impulsarlas si obtienen representación parlamentaria.
En concreto, el G-5 (formado por Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF) ha elaborado un documento de mínimos con 17 medidas que debería considerar el gobierno que salga de las urnas el 20 de diciembre. Entre ellas figura la creación de un Ministerio de Medio Ambiente con peso e independencia operativa e incluso una vicepresidencia específica, dotar de más medios al Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) y reforzar la Fiscalía Coordinadora de Medio Ambiente y Urbanismo. También proponen incentivos fiscales para promover el ahorro, la restauración ambiental y el empleo verde, así como un modelo energético basado en las renovables. Y, en definitiva, políticas transversales que integren el medio ambiente en la actividad de todos los departamentos administrativos. Una petición lógica y pertinente que basa sus esperanzas en la entrada al ruedo político de partidos más sensibles a este discurso o, al menos, no una nueva mayoría de las candidaturas convencionales.
Dos años. Con este número de Quercus cumplimos dos años desde que dejamos atrás la etapa de la Editorial América Ibérica. Tampoco se trata de sacar pecho, pero el tiempo pasa tan rápido que casi no nos hemos dado cuenta. Hay dos cosas de las que podemos sentirnos orgullosos: haber mantenido contra viento y marea la línea editorial y, más prosaico pero no menos importante, sortear los escollos que amenazan a cualquier aventura financiera. Sabíamos cómo se hacía una revista, pero no cómo se pagaban las facturas. Bueno, sí que lo sabíamos, pero no éramos conscientes de lo difícil que resulta. Gestionar una empresa, aunque sea de mesa camilla, exige contaminarse de contabilidad, obligaciones fiscales y cuentas bancarias, por no hablar del duro tira y afloja con una buena pléyade de proveedores. ¡El mercado! También hay que ser precavido y guardar en la faltriquera lo que vas a necesitar al cierre de un trimestre. Parece que hemos descubierto la pólvora, pero ¿no habría otra forma de solventar estos asuntos?
Nos llegan muchas invitaciones para conocer sobre el terreno los puntos calientes de nuestra biodiversidad. Pero muy pocas veces podemos aceptarlas, ya que nos come el trabajo diario. Una a la que dijimos que sí, y nos permitió una escapada a la montaña cantábrica, vino desde la Fundación Oso Pardo este verano. El pasado 20 de agosto convocó en Cangas del Narcea (Asturias) un acto para dar a conocer su política de conciliación social en torno al oso pardo, que le ha valido el prestigioso premio Natura 2000 concedido por la Comisión Europea en 2015. Y, ya de paso, aprovechamos la ocasión para intentar observar algún oso.
Más de medio millón de ciudadanos europeos han pedido a Bruselas que no modifique las dos directivas que protegen la naturaleza en la UE, es decir, la Directiva de Aves y la Directiva de Hábitats. Ha sido, hasta la fecha, la mayor movilización en respuesta a una consulta pública lanzada desde la Comisión Europea. Sabedoras de lo que se jugaban, cuatro grandes ONG españolas pusieron manos a la obra para que nuestro país se sumase masivamente a esta iniciativa. Desde aquí damos las gracias a Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF España, así como a los miles de lectores de Quercus que han apoyado la campaña Revive tu Naturaleza, de la que venimos informando últimamente. En la página 71 de este mismo número de la revista puede verse la prueba.
Empecemos por saludar la reciente recalificación a la baja del estado de amenaza del lince ibérico, que ha pasado de estar “En Peligro Crítico” a sólo “En peligro” en la archifamosa Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Desde Quercus nos sumamos a las celebraciones con entusiasmo. Es un reconocimiento al trabajo de muchos años por parte de organismos públicos, entidades científicas y organizaciones sociales, liderados por la Junta de Andalucía, garante de los últimos territorios linceros que nos quedaban. Además, los frutos del programa de cría en cautividad han empezado a reintroducirse en otras comunidades autónomas y en Portugal, lo que también ha sido una muy buena noticia. Estas reintroducciones han creado el germen de nuevas poblaciones, mientras que las medidas de conservación sobre el terreno, en los dos últimos bastiones de la especie, Sierra Morena y Doñana, han triplicado el número de linces en estado salvaje.
Andalucía vuelve a copar muchas páginas en este número de Quercus. Sobre todo, las que hemos dedicado al programa de reintroducción del quebrantahuesos en las sierras de Cazorla (Jaén) y El Castril (Granada), que ha culminado con el nacimiento del primer pollo en libertad en esta misma temporada de cría. Todo un éxito.
El quebrantahuesos estuvo distribuido antaño por los principales sistemas montañosos del país. Pero, tras la desaparición del último ejemplar que volaba precisamente en Cazorla a finales de los años ochenta, la población española quedó reducida a los Pirineos. Desde entonces se han planteado muchas iniciativas para devolver sus antiguos feudos a esta grandiosa especie de nuestra fauna. Ahora, por fin, parece que se han dado los primeros pasos.
Observar un meloncillo es una de las sorpresas más agradables que puede depararnos la naturaleza. Nuestro territorio es el único de Europa en donde vive esta mangosta y su biología está llena de singularidades. Por ejemplo, a diferencia de la mayoría de los carnívoros ibéricos, sus hábitos son plenamente diurnos. Además, las crías siguen en fila a la hembra y forman una divertida cadena viva que ha inspirado leyendas bien asentadas, como la de la célebre serpiente peluda que habita en Doñana.
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